domingo, 10 de abril de 2011

Jorge Cuesta

Biografía




 "EL MÁS TRISTE DE LOS ALQUIMISTAS"
Jorge Mateo Cuesta Porte Petit, nació en Córdoba, Veracruz, el 21 de septiembre de 1903. Su niñez, precoz y solitaria, de pocos juegos, transcurrió tranquila con excepción del accidente acontecido al año de nacer cuando, de los brazos de la niñera, el pequeño cayó golpeándose en una parte muy cercana al ojo izquierdo contra el filo de una mesa. Tiempo después, cuando Jorge contaba nueve años, fue intervenido quirúrgicamente para dar solución a la secuela que aquel descuido había dejado en él: un constante lagrimeo. Es esta la razón por la que en las fotos aparece con el párpado a medio cerrar.  
Atraído por las matemáticas, la física, la música y la química, después de concluir sus estudios correspondientes a la preparatoria, se muda a la ciudad de México en 1921 y, al llegar, escribe a sus padres en espera de la autorización para  ingresar al Conservatorio Nacional y hacer realidad una de sus aspiraciones: ser violinista. Finalmente, deja de lado esta idea e ingresa a la Facultad de Ciencias Químicas, concluyendo su carrera profesional cuatro años más tarde -aunque nunca llegaría a presentar la tesis, motivo por el cual no se título. Sin embargo, esto no le impediría ejercer plenamente la pasión por la ciencia en varias instituciones. En el año de 1924, al lado de Jaime Torres Bodet, Bernardo Ortiz De Montellano, Carlos Pellicer, Salvador Novo, Gilberto Owen, José Gorostiza y Xavier Villaurrutia, formaría parte del "grupo sin grupo" o el "archipiélago de soledades" -como dijera Villaurrutia: Los Contemporáneos.  
Como miembro del mismo, acepta prologar la Antología de la poesía mexicana moderna, publicada en 1928, circunstancia por la que, las críticas hechas a ésta recayeron, a la vez, sobre él. Pero, Cuesta, no escatimando jamás en hacer frente al abanico desplegado de las acusaciones realizadas por sus mayores detractores, es decir, a las emprendidas por los escritores "nacionalistas" y los estridentistas -corriente de la cual formaban parte Manuel Maples Arce y Salvador Gallardo Dávalos, entre otros- que tachaban al grupo de cosmopolitas, sin mencionar los muchos adjetivos de que eran objeto, redacta una carta desde París -estancia que duró tan sólo dos meses-, al director deRevista de Revistas, Manuel Horta, exponiéndole las razones por las cuales figuraban incluidos poetas que a él le parecían "destestables", tales como Amado Nervo y Rafael López, mientras que, Manuel Gutiérrez Nájera, igualmente aborrecido, no figuraba dentro de ella.  
El argumento, de sólidos andamios, utilizado para defender la postura que adoptó al atender a la selección, se sintetiza en las inteligentes líneas de esa carta y, para quienes son observadores y poseen el libro de la Antología , en el prólogo mismo que escribió. Ese año, al llegar de Europa, contrae nupcias con Lupe Marín, quién alguna vez fuera esposa de Diego Rivera. En 1930, trabaja para la Subsecretaría de Educación Pública. Con posterioridad, en 1932, ya desaparecida la revista Contemporáneos, editada por el grupo (para ser precisos, ocho meses después, en agosto), funda la más rigurosa y analítica de México: Examen. Si en Ulises algunos de los jóvenes escritores de aquella generación encontraron la libertad del desparpajo, -Novo y Villaurrutia- descubriendo otros caminos, y en Contemporáneos pusieron al país a la vanguardia de los movimientos que estaban gestándose o realizando ya en otras partes del mundo como Francia, Alemania, Estados Unidos o España (recordemos que la mayoría de ellos sino es que todos, eran lectores de Revista de Occidente de Ortega y Gasset y de la Nouvelle Revue Francaise), en Examen, cuyo director era el miembro más obstinado y batallador en cuanto a las cuestiones intelectuales se refería, se llevó a cabo una exposición metódica de la cultura donde, a diferencia de las otras dos mencionadas líneas antes, la política, la crítica social y la filosofía, tenían cabida dentro de sus páginas, conjugándose con la literatura. Es éste un indicio del advenimiento de las revistas "modernas". Examen, tuvo el honor de ser la primera. Lamentablemente, sólo tuvieron la oportunidad de ver la luz tres números. Maples Arce, inició una querella legal (con esas argucias leguleyas que todos conocemos), alegando que se estaban cometiendo atentados contra la moralidad de la sociedad en turno y que, tanto el director como ese maldiciente autor que publicaba cierta novela a entregas -al estilo de Payno con El fistol del diablo- debían ser consignados y procesados por la justicia (el autor del que hablo es Rubén Salazar Mallén y la "soez" novela, Cariátide).  
Luego de la trifulca que obligó a dar por terminada la revista, colabora en otras y escribe para algunos periódicos como El Universal, y publica dos ensayos de corte político (1934): El plan contra Calles y Crítica de la reforma al artículo tecero. En 1938, entró como jefe del departamento de laboratorio en una industria de azúcares y alcoholes –ya antes, a partir de 1932 y hasta 1937, había trabajado en la Sociedad de Productores de Alcohol. Allí, absorbido por sus inclinaciones científicas, llevaba a cabo experimentos con enzimas –de las que, se dice, llegó a inyectarse- y hacía investigaciones con sustancias de diversa índole -a saber, entre tantas más, una impedía la maduración de los frutos y otra permitía, después de su ingestión, beber toda clase de alcoholes sin llegar a un estado de embriaguez. Es, precisamente, en este lapsus de su vida, en que principia su obsesión, buscando aquéllo que según los gnósticos había encontrado Paracelso: el elixir de la vida.  
Aunque el poeta, con sus invenciones de fómulas químicas, no tuvo la fortuna de hallarlo, si encontró este otro proscrito: la locura -decía Dryden, "la locura es un placer que sólo el loco conoce". Esto, aunado a otras angustias morales, lo llevaron a una serie de instituciones asilares. En la última, cometió suicidio el 13 de agosto de 1942, estando en la plenitud de su vida, pero ya no en la más vasta lucidez intelectual como para discernir lo verdadero de lo ficticio -aunque, ¿quién dicta qué es lo racional? quizá la enajenación es la ventana, más que la ventana, la puerta a la verdadera razón, esa otra cara de la moneda que, nosotros, precisamente por "cuerdos", no logramos evidenciar, permaneciendo una posible "realidad real" invisible a nuestros ojos.  
Al quitarse la vida, contaba apenas con 38 años. En palabras de Villaurrutia, Jorge Cuesta fue "el más universalmente armado de los escritores del grupo, porque la filosofía, la ciencia, la estética, la crítica y la poesía, lo atraían con la misma fuerza".


Obras


OBRA PUBLICADA:

El plan contra Calles (1934)
Poesía de Jorge Cuesta (1942)
Crítica de la reforma del Artículo Tercero (1943)

COMPILACIONES

Poesía de Jorge Cuesta (1958)
Poemas y ensayos, 4t. (1964)
Antología (1977)
Poemas, ensayos y testimonios, vol.5 (1981)
Poesía y crítica (1991) 



                                                                   jjorge cuesta (1903-1942)


Obras

DIBUJO
Suaviza el sol que toca su blancura,
disminuye la sombra y la confina
y no tuerce ni quiebra su figura
el ademán tranquilo que la inclina.

Resbala por la piel llena y madura
sin arrugarla, la sonrisa fina
y modela su voz blanda y segura
el suave gesto con que se combina.

Sólo al color y la exterior fragancia
su carácter acuerda su constancia
y su lenguaje semejanza pide;

como a su cuerpo no dibuja y cuida
sino la música feliz que mide
el dulce movimiento de su vida.


ELEGÍA
Después que mis ojos comprobaron que ya no la veía,
después que mis oídos penetraban en vano el silencio
que sus ruidos abandonaron, 
sus paseos, sus palabras,
y que la muerte me dió una impresión certera y durable de su vacío,
la lluvia invadió súbitamente con su presencia nueva
mis sentidos desolados
y mi se apoyó mi vida en sentirla.
Y cuando alguien vino a hablarme de la civilización europea,
en vez de la lluvia, vi los trenes de Europa y sus paisajes a los lados,
los castillo que no hay en América 
y recordé el castillo de Windsor
y cuando me estiré para verlo hasta que se perdía.
Pero se trataba de la fatiga de la vida,
de la pérdida de su frescura religiosa,
de la revolución social y de los hombres que no tienen ninguna fe
y se asoman a los ruidos confusos para discernir una voz,
y ven las nubes informes para sorprender una figura.
¿Y yo qué fe tenía?. Yo hablaba de la fe y eso me hacía vivir
durante ese momento
como tenerla hacía vivir más largamente,
y en los huecos de mi pensamiento y de mis palabras
renacía la lluvia y la puerta que enmarcaba sus hilos
y el tejado enfrente de donde escurrían los chorros más gruesos.
Pero hay todavía huecos
que no se abren ya sobre otra cosa distinta,
que no ven a otra lluvia, ni a más imágenes ni a más recuerdos:
hay huecos que se abren sólo a un vacío silencio
de donde ella partió y donde no crece nada...


NO AQUEL QUE GOZA, FRÁGIL Y LIGERO
No aquel que goza, frágil y ligero,
ni el que contengo es acto que perdura,
y es en vano el amor rosa futura
que fascina a cultivo pasajero.

La vida cambia lo que fue primero
y lo que más tarde es no lo asegura,
y la memoria, que el rigor madura,
no defiende su fruto duradero.

Más consiente el sabor áspero y grueso,
el color que a la luz se desvanece,
la materia que al tacto se destroza.

Y en vano guarda su variable peso
el árbol y su forma se endurece,
y el mismo instante se revive y goza.


HORA QUE FUE, FELIZ Y AUN INCOMPLETA
Hora que fue, feliz y aun incompleta,
nada tiene de mí más todavía,
sino los ojos que la ven vacía,
despojada de mí, de ella sujeta.

La vida no se ve ni se interpreta;
ciega asiste a tener lo que veía.
No es, ya pasada, suyo lo que cría
y ya no goza más lo que sujeta.

Es el eterno gozo quien apura
el ocio vivo y la pasión futura.
Sobreviviendo a su interior abismo,

el amor se obscurece y se suprime,
y mira que la muerte se aproxime
a la vana insistencia de mí mismo.

Comentario literario




JORGE CUESTA, CONTEMPORÁNEO: LOS AÑOS DE EXAMEN Y SUS ENSAYOS. POR G. SHERIDAN
Dentro del grupo de los Contemporáneos —al que, dicho sea de paso, se sumó poco y tarde— Jorge Cuesta había sido una presencia borrosa. En 1928, cuando firma la Antología de la poesía mexicana moderna, no faltó quien declarase su inexistencia ni quien lo degradase en la escala biológica: alguien lo acusó de ser chivo expiatorio; otro (Abreu Gómez) lo llamó "el perro de presa del grupo al que pertenecía; era una debilidad suya de la cual no pocos abusaron con mala fe"(1). Hasta la polémica de 1932 (2) y hasta que comienza a editar Examen, el sinuoso Cuesta se empecina en conservarse al margen. Publica poco, escribe muy lentamente su trabucada poesía, no frecuenta los mentideros literarios y parece prepararse para la agitada vida pública que comenzará con su revista. En todo momento, Cuesta asumirá la responsabilidad del debate público con un inflexible sentido de la responsabilidad intelectual. Resumo un comentario sobre su persona que ya he publicado antes: interesado en nadar contra la corriente en una cultura propensa a la molicie, al acriticismo y al consecuente uso interesado de la actividad intelectual, Cuesta era un heterodoxo regido por una inteligencia batalladora y adversa a cualquier concesión. 
La presentación del libro se llevará a cabo el viernes 18 de septiembre en la Unidad de Artes de la UV. Estará presente el investigador Miguel Capistrá

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